La presidenta de Microsoft Ibérica, Rosa García, según recoge
El Mundo, ha alertado acerca del peligro que puede generar la relación democrática entre los políticos y la ciudadanía a propósito de las nuevas tecnologías, ya que ciudadano no equivale a internauta en estos momentos.
Rosa García advierte, en el encuentro
"Sociedad del Conocimiento y Democracia", que los políticos pueden confundir la información que les llega de una minoría de la población con las opiniones del conjunto de la ciudadanía. Para ello se basó en el dato de que solo un 52% de las familias en España posee algún tipo de conexión a Internet.
Efectivamente, mucho se ha hablado sobre el impacto de Internet en la participación política, social y cívica en las sociedades democráticas. La Red ofrece un nuevo canal comunicativo para que las instituciones políticas se comuniquen con sus votantes y ciudadanos, lo que debería favorecer un mayor interés por la política, como señala Pipa Norris. El célebre consultor político
Joe Trippi concibe esta nueva era de las tecnologías de la información como la era de la mociología, que se aplica al hecho en que la tecnología wireless y móvil ha cambiado nuestra manera de actuar.
Como
Clift señala en "E-Government and Democracy. Representation and Engagement in the Information Age", las tecnologías de la información y comunicación sirven para generar confianza, vigilar el trabajo de los políticos, otorgan legitimidad, satisfacción y servicio a la ciudadanía, accesibilidad, representación efectiva y toma de decisiones, deliberación y participación.
También es cierto, siguiendo las tesis de Rosa García, que Internet no ha tenido un impacto positivo en la democracia, como argumentan Franzen o Streck, en cuanto que existe una brecha digital, que lo único que hace es aumentar la diferencia entre la élite, donde se encontrarían los superusuarios, y el resto de la población.
El argumento de Rosa García vale tanto para Internet como para la opinión pública publicada. ¿O resulta que los periódicos generalistas de pago, que tanto influyen en la agenda política, no son sino una élite, si nos atenemos al número de sus lectores y a sus redactores, que no tienen una varita mágica para conocer los intereses de la ciudadanía? De la misma manera que aceptamos la ascendencia de los media tradicionales y alabamos su papel democratizador, debemos esperanzarnos con la implantación y uso político y social de Internet. La clave reside en disminuir la brecha digital mediante un acceso a la Red fácil y asumible, recurrir a software sencillo y potenciar la participación social, para lograr una mayor democratización de la sociedad. Porque lo importante no son las herramientas, las nuevas tecnologías, sino que la gente actúe, que practique. Que construya redes democráticas vía Internet vía otra herramienta. Pero que sea democratizante su actividad.